Tres
veces me he tenido que parar. Que malito. Un fallo de principiante… que leches,
seamos sinceros, exceso de confianza. Y es que hay reglas que no se deben
saltar, y yo me he saltado, mínimo, tres.

Y
es que no se puede terminar de comer en pleno verano a las cuatro de la tarde
un plato hasta la bandera de cazuela de papas con carne, pescadito frito en
adobo, pan para empujar, fruta, y cervecilla para regar (todo riquísimo, por
cierto); e irse uno a las dos horas a correr con un Sol cayendo todavía de pleno.
Lo
dicho, el exceso de confianza me ha hecho ignorar el que: no se debe hacer una
comida copiosa antes de correr. Hay que esperar a que el cuerpo haya digerido
los alimentos antes de salir. Y no hacerlo cuando el Sol todavía esta pegando
fuerte, sobre todo con la barriga llena, claro.
Pero,
mira que estaba buena la cazuela. ¡!Uhmm¡¡ No tengo remedio.
,,!,,
Antonio, amigo mío, a estas altura...no aprenderemos nunca. Lo que ocurre, es que nuestras ansias por correr nos domina y perdemos el norte. Pero como decir que no a esa cazuela, eso si que es pecado y también como decir que no a esos doce kilómetros tan costero. Te ocurrirá mas veces, a mi también, como no. Un abrazo //..
ResponderEliminarni te puedes imaginar lo que disfruto con tu blogg!!no es por disfrutar de tus males,pero los "toros se ven muy bien desde la barrera"..y tu,lo cuentas tan bien!!besos
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