martes, 22 de octubre de 2013

Motivación



Siempre hay momentos y sensaciones que se tienen grabados en la mente, y uno de ellos lo revivo cada vez que veo estas imágenes. Me parece que fue ayer, y han pasado ya casi treinta años. Eran los juegos olímpicos de los Ángeles, y la prueba era la final femenina de maratón.

Cuando estaba viendo las imágenes sentí, sin comprender por que, como se me erizaban los bellos y se me cogía un nudo en la garganta.

“Seguramente esa chica no estaba preparada para correr”, pensaba yo, “si llega en esas condiciones es que de deportista tiene poco”. “Además, ¿Por qué esa determinación en terminar de cualquier manera? ¿Merece la pena? Lo dudo”.

Pese a estos pensamientos, tan lógicos para mí que no realizaba deporte prácticamente desde la escuela primaria, me dije que algún día haría yo también un maratón. Total, comenzar a correr algunos días a la semana, y listo. Además, ya lo había hecho antes: fue a finales de los años setenta, corrí la primera “maratón” de El Corte Inglés; y aunque me tuve que parar tres veces, conseguí terminar los seis kilómetros y medio de la que constaba la prueba en su primera edición; y prácticamente sin entrenar, apenas cuatro o cinco salidas en fines de semana (desde calle Gaucín a la playa de la Misericordia, mil setecientos metros).
Mapoma 2003

Diecinueve años más tarde, y tras dos de adaptación, y seis meses de entreno específico, conseguí terminar mi primer maratón, en este caso algo más largito que “el del Corte Inglés”, fue el Mapoma.

Vuelvo a mirar las imágenes, y el nudo en la garganta se repite.

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miércoles, 9 de octubre de 2013

Cronica de la Media Maratón de Cardiff



En linea de salida

Amanece sin nubes despues de una semana de lluvia casi a diario, y con unos agradables doce grados. La noche la pasé algo intranquila: los nervios de volver a competir despues de tanto tiempo, pero tras el desayuno me noto totalmente tranquilo. No tengo molestias de ningún tipo en las rodillas, y  tan solo me queda, como rastro de estos dos meses y pico largos de entrenamiento que he realizado cara a esta medía maratón, una uña negra en el pie que no se termina de caer.

Apenas un par de kilómetros de trote me sirven como  calentamiento antes de dirigirme a la zona reservada para salir los corredores federados. El ambiente en la salida y alrededores es impresiona, me recuerda al que suele haber en el Mapoma, aunque, en mi opinión, mejor organizado: servicios por todos lados, zonas de calentamiento amplias y con acceso directo a las distintas entradas para incorporarse a la salida de carrera, mucho voluntario informando (en guirilés, claro); el caso es que somos  alrededor de diecinueve mil atletas y no hay aglomeraciones en ningún lado.

Nuestra farola junto al castillo de Cardiff
A las nueve menos cinco dan la salida a los corredores en sillas de ruedas, para, cinco minutos despues, hacer lo propio con el resto del personal. Amplias avenidas, cortadas totalmente al tráfico en ambos sentidos, nos esperan, y hacen que en ningún momento cueste trabajo buscar tu ritmo desde el principio. Una semana antes recibieron, los vecinos afectados directamente por el paso de la carrera, una carta con planos del recorrido de la misma, zonas alternativas para vehículos, y modificación de los trazados del trasporte público. Además llevan un mes informando por radio, prensa, carteles publicitarios, y televisión, de la prueba y el recorrido; el resultado, en ningún momento se ven coches, ni en el trazado ni en las calles aledañas. La gente sale a las calles a disfrutar del evento, los pub de los barrios montan puestos exteriores de comida rápida por todo el recorrido; el asilo que queda vacío, ya que les han montado unas “gradas” en la puerta a los abuelos para que puedan desfrutar del ambiente deportivo; los chiquillos intentan chocar las manos con los corredores… Es lo que toca ese día: una carrera pasa por el barrio, y no se deja pasar la ocasión de disfrutar gratis de algo que les costaría un dineral ver en el estadio de la ciudad. Como envidio esta mentalidad.

El público... tan querido por mi
En fin, en cuanto a mis expectativas, en este reencuentro de carrera, eran simples: conseguir terminar la media en un tiempo aproximado de una hora cuarenta y cinco minutos. La estrategia: sigo los consejos de mi compañero de equipo Fali me dio hablando de un maratón, aunque en este caso aplicados a una media maratón: “Mirar el reloj sólo cada cinco kilómetros, el resto del tiempo olvídate de él. Intentando que cada cinco mil sea mas rápido que el anterior”. Así que mi intención es salir a cinco minutos el kilómetro, controlando el tiempo cada cinco kilómetros, hacer el segundo cinco mil al mismo ritmo que el primero, para apretar, si las fuerzas acompañan, en el tercero, intentando mantener en el cuarto cinco mil el mismo ritmo. En caso de que las rodillas “dijeran” algo en contra: mantener los cinco minutos por kilómetros el máximo tiempo posible, para luego bajar hasta un ritmo que me permitiera, al menos, terminar.

Había alguna subid que otra.
En el primer cinco mil miro el crono por primera vez: veintidós minutos, ¡sorpresa! voy a cuatro veinticinco el kilómetro, y con buenas sensaciones. Lo prometido es deuda, así que mantengo el ritmo. En el diez mil vuelvo a mirar el cronómetro: cuarenta y cuatro minutos; sigo clavando el ritmo. Ya si voy notando el esfuerzo, pero ¡que leches, esto es una competición, no un entreno!; es ahora cuando hay que sufrir un poco, así que: a por otro cinco mil metros por debajo de cuatro treinta. A los quince kilómetros el reloj marca una hora ocho minutos; me siento con fuerzas, tanto en las piernas como en la cabeza; así que a partir de ahí se acabó mirar más el crono, lo que tengo que hacer es apretar el paso todo el tiempo que pude. Pese a que picaba algo hacia arriba el terreno, en los últimos siete kilómetros, terminé en una hora treinta y cuatro minutos, a menos de cuatro treinta el kilómetro. Terminé con sensaciones muy buenas. Disfrutando todo el recorrido, tanto de la carrera, como de los paisajes por donde pasaba la prueba.


En resumidas cuentas, estoy más que contento con el tiempo realizado. Todavía no me hago a la idea, y creo que me merece un análisis profundo de la nueva, digamos, “filosofía de entreno” que he tomado. Aunque seguro que han sido varios los motivos que han  hecho posible esta marca tan inesperada, dejaré el análisis para otra ocasión. Baste decir ahora, que una parte muy importante  la  tiene el estado de ánimo; el cual, con el reencuentro familiar, ha estado por las nubes.


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