viernes, 2 de septiembre de 2016

En todo el pescuezo




Hay veces que uno le mete en el pescuezo, metafóricamente hablando claro, a algún corredor. Y es que, tal como he contado en muchas ocasiones, me pico hasta con mi sombra, y no puedo evitar cuando salgo y me cruzo, periódicamente con corredores, el comparar mi ritmo, e intentar ir más rápido que el compañero de turno.

Suelo correr en un circuito de un kilómetro, por lo menos dos de mis tres-cuatro salidas semanales, y no es raro el cruzarme con otros corredores que hacen el mismo recorrido. Cuando esto ocurre, y el mentado va en el mismo sentido que yo, la meta es adelantarle, claro. Cuando lo hace en sentido contrario, la meta es cruzarme con él unos metros antes en cada vuelta.
 
Generalmente es así, tal como lo cuento, pero hoy; hoy me han dado en todo el pescuezo. El corredor en cuestión es un chaval que suele ir a un ritmito medio siempre, y mantenido: entre cuatro cuarenta y cinco minutos el kilómetro. Yo, ahora mismo, tengo la forma a tomar viento en la farola, pero eso de que me coma terreno un corredor al cual siempre le suelo pasar, como que no. Así que manos a la obra….
 
Me ha durado ocho kilómetros. Y no me refiero al corredor, sino a mis fuerzas. Primero me puse a su ritmo, después comencé a comerle terreno, vamos a ir unos segundos más rápidos, y termine…. Parándome. Fundido, sin resuello; vamos, que me han dado en el pescuezo. No he podido terminar mi entreno.




Ahora, que esto no se queda así, claro. En un par de meses hablamos del tema.

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