martes, 12 de agosto de 2014

Correr en cinta.



Pues no, no es que haya salido a entrenar a la vez que  estoy embarazado (¿cómo es que no me da fallo ortográfico el corrector de Word con la palabra “embarazado”, existe esta palabra?), sencillamente es que ayer tocaba tirada de diez kilómetros, y en Málaga estábamos disfrutando de unos maravillosos cuarenta graditos a las siete de la tarde, así que, aprovechando que el pase para la piscina me da derecho a utilizar el resto de las instalaciones deportiva del pabellón, me he ido a correr a la zona de aeróbicos, donde están  las cintas. 

“Que aburrimiento, mi con lo mejor de Queen. Son ya veinte minutillos, y aburrido como una ostra. Mira ese el trote que lleva, andando iría más rápido el puñetero. Anda que el musculitos del fondo. Si hombre si, tienes unos brazos descomunales ¡Mira pá bajo que te vas a matar! Anda que  esas dos. ¿Pero que intentan hacer, andar en la misma cinta? Se van a pegar un costalazo. Ahí viene el encargado a llamarles la atención. Y ¿estos dos a donde van? Buen trote llevan los puñeteros. A ver… ¡Uy!, casi mi ritmo. Subiré un poco más... Estoy ya casi a cinco el kilómetro, y todavía me falta la mitad del entrenamiento; pero estos no van a ir más rápido que yo, faltaría más. ¡Serán desgraciaos!, pues no se han puesto a mi ritmo. Estos han mirado de reojo el marcador de mi máquina y quieren igualarse, pues van listos. A ver si aguantan otra vuelta de tuerca... ¡La madre que los matriculó!, si que tiran, si. Dos kilómetros me quedan para terminar y voy a 4´30´´, estos están ya con la lengua fuera, bueno y yo también, pero me queda un poquito de fuelle, el último achuchón: venga otros dos puntos más… o tres.”  


Resumiendo, que he terminado un entrono que pretendía ser tranquilito, por encima de 5 minutillos el kilómetro,  a 4´20´´. Los que defienden que con los entrenamientos  en una cinta no se progresa, es porque no se pican ni con un saco de avispas; pero yo, ¡hasta con mi sombra!

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