lunes, 8 de febrero de 2016

El tiempo está...por lo que vale



Pues si, los otros días salí a hacer mí tirada a “piñón fijo”: catorce kilómetros a ritmo controlado. Serían las doce de la mañana, más  de veinte grados, y ni una nube en el cielo; así que pantaloncito corto, y camisetita de mangas cortas, para aprovechar un poco el Sol.



Mientras una cosa y otra, esto es: cambiarme, hacer una pequeña tabla de abdominales, calentar articulaciones, y estirar un poco, me dan las doce y media. Salgo de casa y la calma chicha que había a las doce se esfumó. Un vientecillo del norte soplaba y la temperatura empezó a bajar un poco. No llevaba ni tres kilómetros cuanto, arrastradas por el viento, por cierto, cada vez más fuerte, empezó a entrar nubarrones negros como los cojones de un grillo. En media hora más, estaba totalmente nublado, un viento fuerte y frio, había convertido el clima primaveral, en un día típico de invierno. Así que a pasar frio toca. Quince minutos más, el cielo negro dijo “aquí estoy yo”, y me cayó el consiguiente chaparrón. Ya, totalmente helado, y tras los primeros diez kilómetros, no me merece la pena parar, total, veinte minutillos más y a los corrales.



Pero no creáis que quedó así la mañana: se volvió a levantar el viento, algo más fuerte que antes, pero cálido, y en diez minutos ni una nube, sol, y calor…. Pues eso, que llegué tal como salí, con calor  y buen tiempo, pero tras pasar frio, empaparme, y volverme a secar.




Vamos que el tiempo está loco. Y, diga lo que diga el primo de Rajoy, lumbreras donde los haya (el uno y el otro), parece que tiene mucho que ver con nuestra forma de pasar por este mundo.



,,!,,

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