Estimada “Lali”, anoche no pude
dormir, al igual que a ti, las dudas se
me anclaron en la barriga, y la cabeza no hacía otra cosa que pensar en si el
sacrificio de estos tres meses tendría su fruto. Analizaba una y otra vez los
posibles errores cometidos en la planificación del entreno. Pasaba lista sin parar
a los tiempos realizados en las salidas de calidad. ¿Por qué no salí aquel día?
¿Por qué paré apenas con ocho kilómetros en las piernas? No llego en
condiciones, estoy seguro de ello. Después de dos años y medio sin poder
competir, ni casi correr, y tras el alta parcial médica me lanzo a retomarlo
donde lo deje. Son casi tres años más, y viendo ya el cinco delante en mi cumpleaños.
¿Acaso me pude creer que con las operaciones, el parón, y los años, y un entrenamiento
de tres meses es suficiente para volver a bajar el 1:30 en una media maratón?
Todavía me queda esta noche, y
creo que no pegaré ojo. Como bien dices: sólo soy un “popular”; nadie espera
que suba a ningún cajón. Mi meta son unos números que a nadie importa. ¿Por qué
me preocupo? Me digo: “Sal sólo a disfrutar de nuevo. No compitas. No sufras”. Pero no será así.
Las dudas están aquí, Lali. Un
montón de mariposas revolotean en mi barriga desde hace dos días, y presiento
que esta noche no pararán, para empeorar más las cosas. Como puedes ver, es un “mal”
que padecemos pese a los muchos kilómetros
que llevemos en las piernas.
Sé que mañana se me pasarán todas
las dudas. Que cuando salgamos, y enfilemos la primera recta se pasaran. Las
preocupaciones serán otras: El hidratarse, el reloj, el viento, no pisar un tapón
en un avituallamiento…. No me acordaré de los entrenos, ni de cansancios,
sueño, dolores de rodillas o pies, series… Sólo correr; correr contra mí mismo.
Estas dudas, este miedo final, me
han hecho, al igual que a ti, conseguir todas las metas que me he propuesto. Lo
espero mañana para mí, y te lo deseo siempre a ti.
Suerte para tú próximo reto.
Aunque sé que no la necesitas.
,,!,,
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