Ya queda nada. El domingo 7 es el
día “D”; las 8:30 la hora “H”. Como todos los que nos preparamos una maratón,
las dudas, el miedo, y los nervios están en plena efervescencia.
Las dudas de si el entreno
realizado habrá sido el adecuado y suficiente, que a estas alturas siempre parece insuficiente e inadecuado; si
el ritmo planteado será el que me permita llegar a meta, o me pasaré de rosca. Dudas
sobre el calzado, la ropa, el tiempo…. Miedo de no terminar, de que el temido
muro llegue con un mazo excesivamente grande, porque llegar, llegará; y te deje
tirado en mitad de la carretera. A que todo el esfuerzo de tantos meses sea
para nada, al fracaso, al no llegar a meta…. Nervios por todo. Ese pellizco no
se me irá del estomago hasta que llegue el día 7 y sean las 8:35 de la mañana.
Son muchos kilómetros, es la
prueba más exigente, muchos años ya sin correrla ni prepararla, muchas lesiones
de por medio, y, evidentemente, un cuerpo con cincuenta y… tantos años ya encima.
Eso sí, con la frente algo más despejada.
Chema tambien estará. |
El domingo saldré de dudas. Intentaré
disfrutar todo el tiempo que pueda del ambiente, y de mi ciudad, y cuando
llegue la hora de sufrir lo intentaré llevar lo mejor posible hasta el final.
Suerte para todos los que la corréis.
Nos vemos en la línea de… LLEGADA.
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