En linea de salida |
Amanece
sin nubes despues de una semana de lluvia casi a diario, y con unos agradables
doce grados. La noche la pasé algo intranquila: los nervios de volver a
competir despues de tanto tiempo, pero tras el desayuno me noto totalmente
tranquilo. No tengo molestias de ningún tipo en las rodillas, y tan solo me queda, como rastro de estos dos
meses y pico largos de entrenamiento que he realizado cara a esta medía
maratón, una uña negra en el pie que no se termina de caer.
Apenas
un par de kilómetros de trote me sirven como
calentamiento antes de dirigirme a la zona reservada para salir los corredores
federados. El ambiente en la salida y alrededores es impresiona, me recuerda al
que suele haber en el Mapoma, aunque, en mi opinión, mejor organizado:
servicios por todos lados, zonas de calentamiento amplias y con acceso directo
a las distintas entradas para incorporarse a la salida de carrera, mucho
voluntario informando (en guirilés, claro); el caso es que somos alrededor de diecinueve mil atletas y no hay
aglomeraciones en ningún lado.
Nuestra farola junto al castillo de Cardiff |
A
las nueve menos cinco dan la salida a los corredores en sillas de ruedas, para,
cinco minutos despues, hacer lo propio con el resto del personal. Amplias
avenidas, cortadas totalmente al tráfico en ambos sentidos, nos esperan, y
hacen que en ningún momento cueste trabajo buscar tu ritmo desde el principio. Una
semana antes recibieron, los vecinos afectados directamente por el paso de la
carrera, una carta con planos del recorrido de la misma, zonas alternativas
para vehículos, y modificación de los trazados del trasporte público. Además
llevan un mes informando por radio, prensa, carteles publicitarios, y
televisión, de la prueba y el recorrido; el resultado, en ningún momento se ven
coches, ni en el trazado ni en las calles aledañas. La gente sale a las calles
a disfrutar del evento, los pub de los barrios montan puestos exteriores de
comida rápida por todo el recorrido; el asilo que queda vacío, ya que les han
montado unas “gradas” en la puerta a los abuelos para que puedan desfrutar del
ambiente deportivo; los chiquillos intentan chocar las manos con los corredores…
Es lo que toca ese día: una carrera pasa por el barrio, y no se deja pasar la
ocasión de disfrutar gratis de algo que les costaría un dineral ver en el
estadio de la ciudad. Como envidio esta mentalidad.
El público... tan querido por mi |
En
fin, en cuanto a mis expectativas, en este reencuentro de carrera, eran simples:
conseguir terminar la media en un tiempo aproximado de una hora cuarenta y
cinco minutos. La estrategia: sigo los consejos de mi compañero de equipo Fali
me dio hablando de un maratón, aunque en este caso aplicados a una media
maratón: “Mirar el reloj sólo cada cinco kilómetros, el resto del tiempo
olvídate de él. Intentando que cada cinco mil sea mas rápido que el anterior”.
Así que mi intención es salir a cinco minutos el kilómetro, controlando el
tiempo cada cinco kilómetros, hacer el segundo cinco mil al mismo ritmo que el
primero, para apretar, si las fuerzas acompañan, en el tercero, intentando
mantener en el cuarto cinco mil el mismo ritmo. En caso de que las rodillas
“dijeran” algo en contra: mantener los cinco minutos por kilómetros el máximo
tiempo posible, para luego bajar hasta un ritmo que me permitiera, al menos,
terminar.
Había alguna subid que otra. |
En
el primer cinco mil miro el crono por primera vez: veintidós minutos, ¡sorpresa!
voy a cuatro veinticinco el kilómetro, y con buenas sensaciones. Lo prometido
es deuda, así que mantengo el ritmo. En el diez mil vuelvo a mirar el
cronómetro: cuarenta y cuatro minutos; sigo clavando el ritmo. Ya si voy
notando el esfuerzo, pero ¡que leches, esto es una competición, no un entreno!;
es ahora cuando hay que sufrir un poco, así que: a por otro cinco mil metros
por debajo de cuatro treinta. A los quince kilómetros el reloj marca una hora
ocho minutos; me siento con fuerzas, tanto en las piernas como en la cabeza; así
que a partir de ahí se acabó mirar más el crono, lo que tengo que hacer es
apretar el paso todo el tiempo que pude. Pese a que picaba algo hacia arriba el
terreno, en los últimos siete kilómetros, terminé en una hora treinta y cuatro
minutos, a menos de cuatro treinta el kilómetro. Terminé con sensaciones muy
buenas. Disfrutando todo el recorrido, tanto de la carrera, como de los
paisajes por donde pasaba la prueba.
En
resumidas cuentas, estoy más que contento con el tiempo realizado. Todavía no
me hago a la idea, y creo que me merece un análisis profundo de la nueva,
digamos, “filosofía de entreno” que he tomado. Aunque seguro que han sido varios
los motivos que han hecho posible esta
marca tan inesperada, dejaré el análisis para otra ocasión. Baste decir ahora,
que una parte muy importante la tiene el estado de ánimo; el cual, con el
reencuentro familiar, ha estado por las nubes.
,,!,,
Amigo Antonio, después de tanta sequía, viene la tormenta, creo que nadie mejor que tú se merece ésta marca inesperada por ti y por todos. El estar feliz y contento influye mucho, una buena estrategia de carrera y como no, un buen entrenamiento. Ha sido un cúmulo de cosas con los cuales te han dado éste resultado y te va a dar una gran moral para ésta nueva etapa. Lo celebro. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Paco (digo Paco porque me confirmas, en correo privado, que la autoría de este comentario es del "Señor de los Arroyos", en su vertiente enmascarada).
EliminarEfectivamente ha sido un cúmulo de cosas lo que han hecho que el retorno a la competición haya sido inesperado, por posito, hasta para mí. Espero y deseo, que en tú vuelta el resultado sea incluso mejor.
Un abrazo.
,,!,,