“No
hay que vender la piel del osa antes de cazarlo”, reza un refrán español, y a
nosotros nos lo habían vendido hace ya tiempo. No se muy bien si es por que
somos demasiado ingenuos, o es porque es lo único que saben hacer nuestros
desestimados dirigentes, el caso que los juegos olímpicos del dos mil veinte ya
los paladeábamos: A los que nos gusta el deporte quizás podríamos asistir a
alguna de la pruebas; se crearían puestos de trabajo; los hoteles llenos; las
constructoras subiendo el bolsa; y los políticos, a lo de siempre, frotándose
las manos pensando en los “caramelos” que recibirían.
¿Pero
que ha pasado? ¿Por que nuestro proyecto olímpico ha sido eliminado si era el
“mejor” de todos? ¿Quién tiene la culpa del fracaso? Y lo más importante para
los tiempos que corre, ¿Cuánto nos ha costado la candidatura?
Según
la prensa nacional, se han tirada cuatro millones trescientos mil euros en esta
candidatura olímpica Madrid 2020. Cifra, al parecer cortita, ya que ya habían
gastado treinta y siete millones ochocientos mil euros en las candidaturas
olímpicas de 2012 y 2016, lo que hace un total de cuarenta y dos millones. Los
mismos que se han tirado. Eso sin contar los estadios y la villa olímpica, cuyo costes
ascienden a más de mil seiscientos millones.
Ya lo apuntaba un periodista extranjero en la
rueda de prensa posterior a la presentación: “¿Un país con el 27 % de paro se
puede permitir el organizar unas olimpiadas?”
Pregunta que quedó sin respuesta, ya que la señora alcaldesa de Madrid
salió por peteneras, no por sus dotes como política, sino por su desconocimiento de
la lengua de Sir Arthur Conan Doyle, cosa que demostró sobradamente.
Seamos
realistas, la imagen que se tienen de España, fuera de nuestras fronteras, es
muy distinta de la que quisiéramos. Se nos tiene por un país de corruptos: la monarquía, el gobierno y el
partido que lo sustenta, la oposición política, los jueces, los bancos. Si
además le sumamos la permisividad con el dopaje, que dicen siempre hemos
tenido, hacen un cóctel, lo suficientemente mal oliente, como para mirar hacia
otro lado a la hora de conceder los juegos. Sin olvidar que las dos
competidoras en la carrera por los juegos olímpicos eran muy serias y capaces,
claro.
De
lo que no tengo ninguna duda es que las personas encargadas de “vender” la
marca Madrid Olímpica, no eran las más idóneas. Tenemos meritos deportivos más
que sobrados, la ciudad con el ochenta por ciento de las obras terminadas, tanto
en comunicación como en hoteles e instalaciones deportivas, el país entero apoyando
la candidatura ¿y nos echan a la primera? Señores gestores, no valen un duro
como tales. Además, si no les funciona el marketing, no olviden que los señores
del COI son más políticos que deportistas, y posiblemente entiendan mejor
otras, digamos “razones”, así que lo que tenían que haber hecho es mandarles
nuestras “razones”, en sobres cerrados a sus despachos, con una nota que
dijera: “El próximo cuando salgamos elegidos”.
,,!,,
Oye¿No habrá sido por la ropa deportiva que íbamos a llevar...?
Amigo Antonio, comparto tu opinión. No tenemos el nivel políticamente necesario, la corrupción y el desempleo a podido con todo. Muy buena entrada. Un abrazo
ResponderEliminarCreo que lo has resumido perfectamente, Paco. Es de lo único que estamos "sobraos". Nuestros políticos oían: Olimpiada, y se les venía a la cabeza: dinero para la saca. El resto, les importa bien poco; o nada.
EliminarUn abrazo.
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