Ya tengo el alta deportiva. He
pasado por la consulta del cirujano que anduvo trasteando en mis “entresijos”, y
considera que estoy recuperado de la
operación. Ya lo sospechaba, no puede ser de otra manera, llevo dos meses
intentando correr como Dios manda, y
pese a no llegar a mis pretensiones, que suelen ser siempre más optimistas que
la realidad; en el intento va la demostración de que la operación ha resultado,
sino de que iba ha estar sumando casi sesenta kilómetros a la semana. Otra cosa
es las condiciones en las que tengo la rodilla. Me lo ha confirmado, la
condropatía femoral interna, o condromalacia femoropateral, están ahí, no
desaparece, ni lo hará por mucho que intente hacer al respecto.
El roce que me produce dicha
deformación lo puedo sentir, e incluso oír, cuando corro, aunque de momento las
“molestias” son perfectamente tolerable. Me dice el cirujano que tiene solución,
ya lo se: una prótesis previo pago de su
importe; pero ni por asomo me metro otra vez en un quirófano, no tengo
necesidad alguna; no entra en mis planes participar en las olimpiadas de Tokio.
Así que la solución pasa por conservar las articulaciones en las condiciones
actuales el mayor tiempo posible, y para ello me ha recomendado: condroprotección en forma de unas ampollas
bebibles, que si bien no me mejorarán, si evitarán el aumento del deterioro. Esto,
junto a ejercicios específicos de fortalecimiento, y a muchos mimos y cuidado
por mi parte de las rodillas, espero
haga el que pueda seguir con esta actividad muchos años todavía.
De momento ahí está a la vuelta de la esquina la
primera media maratón despues de la operación. Despues de ella veré cual será
el paso siguiente. Seguramente otra media, ya que una maratón la veo todavía
lejana.
,,!,,
Amigo Antonio, los desgastes hace mella en nosotros. Mima esa rodilla con esmero. Un abrazo
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