Ya en puertas de una competición.
Otra vez esa sensación de hormigueo, nervios, dudas y preocupación. Si lo
pienso fríamente: no se por qué. He pasado mil veces por línea de salida, y
otras tantas he llegado; la mayoría de las veces con tiempos mejores de los
previstos, las menos, algo peor; pero siempre he tenido la cabeza lo
suficientemente fría como para terminarlas, lo cual no es fácil en determinadas
circunstancias. Espero tener también la suficiente cabeza como para retirarme
el día que así lo requiera el cuerpo, una vez en plena competición; que el buen juicio que hasta ahora he tenido no se
nuble. No sé yo…
Han sido tres meses de
entrenamientos para la media maratón, una competición previa para determinar ritmos y tiempo, y dos
lesiones, las que van a marcar el tiempo final en línea de meta. El trabajo
está hecho, ya no valen remiendos, sólo queda disfrutar de la competición. Aún
así, ese “gusanillo”, esos nervios, están
ya aquí: en mi estómago, como siempre; y de nuevo, todas las dudas y preocupaciones, aquí, en mi cabeza… y el caso es… que me gusta la sensación.
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