Pues yo me veo bién. |
Es curioso cómo se va perdiendo la forma. Lo
voy notando por semanas. Cada vez que salgo a correr veo como el ritmo decae,
el tiempo van aumentando, la distancia recorrida disminuyendo, la cintura se
enzancha. Es cierto que no tengo competiciones previstas hasta pasado el verano,
mi temporada de competiciones ha terminado, por lo que el salir a correr lo
hago por inercia. Es esa forma que tiene mi cuerpo de soltar todo lo negativo:
el estrés, los problemas, las tensiones diarias; a la vez que mantiene a raya los kilillos de más, y engrasada todas
las “bisagras” que le dan la movilidad.
Es curioso que pese a ir perdiendo forma,
siento mucha más satisfacción en cada salida. No salgo con ninguna presión de
tiempo o distancias a cubrir, ni terrenos obligatorios por donde pasar, ni hay
día marcado en el calendario que no me pueda saltar.
Esta temporada he cumplido con creces mis dos
objetivos marcados hace cuatro años: Volver a la distancia mítica de la Maratón
(para más satisfacción por debajo de las
tres horas treinta), y volver a competir una media rozando la hora y media (en
este caso clavando el tiempo). Dos grandes retos, para mi, claro, que han caído
pese a lo que me decían los médicos hace apenas dos años y medio. Dos grandes
satisfacciones precedidas por muchos días de duros entrenamientos; y sin
embargo, es ahora cuando estoy disfrutando realmente, no sólo de lo conseguido,
sino con cada salida a correr. Quizás sea porque soy más consciente de todo lo
que me rodea cuando salgo a correr. No llevo esas orejeras que suponen el salir
con un objetivo marcado, con el crono siempre en marcha, con el tiempo siempre
justo: “ni más, ni menos rápido, hay que cumplir con el entreno”.
Ahora
no, ahora me toca disfrutar de los kilómetros recorridos, y los que me quedan
por recorrer hasta que comience el nuevo reto; el cual aun no está siquiera en
mente.
Es curios como se va perdiendo la forma
física, y pese a ello disfruto más con cada nueva salida.
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